Sentido común
por fin:
Se está insistiendo demasiado en la 4º hipótesis, la cual, por sentido común, deberíamos descartar y sólo aceptarla cuando sea probada irrefutablemente. Y aún así costaría creérselo.
Y por supuesto el desgobierno es responsable también de que esa tesis se extienda. Su comportamiento no hace más que expresar un intento de ocultación y negativa a investigar y dar respuesta a las muchas preguntas que aún suscita el propio 11-M, así como los acontecimientos anteriores y posteriores al atentado.
Para colmarlo han surgido las teorías más variopintas. La primera, y más razonable, es una conexión con la yihad internacional aún por descubrir y probar. La segunda apuntaría a una conexión con ETA, sobre la que no existen pruebas concluyentes, pero que en ningún caso puede descartarse totalmente tras la aparición de algunos indicios. La tercera sería un apoyo de algún servicio de inteligencia extranjero interesado en desestabilizar políticamente nuestro país, una hipótesis quizá excesivamente sofisticada. La peor de todas apuntaría a una complicidad de las propias fuerzas de seguridad en conexión con el partido entonces en la oposición para derribar al Gobierno del PP, una tesis que parece demasiado horrible para ser cierta. Podríamos enumerar alguna más, pero estas son las que más se han difundido.
El problema es que nadie sabe cuál es la verdad. Lo único cierto es que ese apoyo externo debió existir y que el Gobierno parece empeñado en no investigarlo. Esa negativa del Gobierno, que cada vez que es preguntado por este atentado arremete con desmesura a quién hace la pregunta, es la que despierta en muchos ciudadanos una sospecha cada vez más generalizada de que en realidad Zapatero tiene algo que esconder sobre estos atentados.
Se está insistiendo demasiado en la 4º hipótesis, la cual, por sentido común, deberíamos descartar y sólo aceptarla cuando sea probada irrefutablemente. Y aún así costaría creérselo.
Y por supuesto el desgobierno es responsable también de que esa tesis se extienda. Su comportamiento no hace más que expresar un intento de ocultación y negativa a investigar y dar respuesta a las muchas preguntas que aún suscita el propio 11-M, así como los acontecimientos anteriores y posteriores al atentado.
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